Vistas de página en total

viernes, 31 de julio de 2015

CRESTA SALENQUES, TEMPESTADES Y ANETO. DIENTE DE LA LLARDANA

No hay mejor forma para desconectar de las rutinas diarias que pasar un fin de semana en el Pirineo haciendo una actividad potente a nivel físico y en compañía de un amigo, como la que voy a narrar en la siguientes líneas.

Sábado 25 de Julio

Tras pasar la noche durmiendo al raso junto a la Besurta, a las 6:00 de la mañana iniciamos la ruta con una mochila ligera rumbo al collado de Salenques (2797m), donde comenzaría nuestra deseada cresta. Este camino se hace largo y no conviene gastar demasiadas energías en él, puesto que a lo largo del día las vamos a necesitar.

Subiendo al Collado de Salenques con vistas a la cresta.
Con la fresca y las ganas de montaña que teníamos, en 3 horas nos presentamos en el Collado de Salenques (2797 m) dispuestos a ponernos manos a la obra con la impresionante cresta; eso sí, primero una paradita para equiparnos y reponer fuerzas con un sandwich, justo en el lugar en el que el pasado Diciembre estuvimos durmiendo para intentar el cresterío. En aquella ocasión nos tuvimos que dar la vuelta por las pocas horas de luz que había y por el nefasto estado de la nieve, pero hoy (pleno verano) las condiciones no pueden ser mejores.

Collado de Salenques 2797 m
A partir de este punto, continuamos por la arista pero sin subirnos demasiado alto y trepando por el lado de lo que queda del glaciar de Barrancs.

Primeros pasos de la cresta antes de llegar a los gendarmes.
 Acto seguido llegamos a un primer gendarme característico de esta cresta que pasamos por la derecha, después vendría otro gendarme que también pasaríamos por la derecha, hasta llegar a una placa vertical de unos 30 metros que tuvimos que escalar.

Carlos en uno de los primeros gendarmes.
Placa vertical de unos 30 m (la fecha de la foto esta mal)
Llegando a lo alto de la placa vertical.
Poco a poco nos acercamos a las proximidades del Margalida (3241m) donde atravesamos uno de los pasos más comprometidos de la cresta ya que había roca rota y suelta y el grupo que iba delante de nosotros, nos dijo que había caído alguna piedra y que llevásemos cuidado. Estas palabras eran de fiar puesto que dicho grupo, iba liderado por un chico del GREIM. De este modo, extremamos las precauciones y durante la ascensión al Margalida adelantamos a ese grupo de 4 personas, ya que iban muy despacio y al ir detrás corríamos el riesgo de que nos tirasen involuntariamente alguna piedra.

Desde el Margalida (3241m) señalando nuestro objetivo y con el Tempestades a la espalda.
Nada más de coronar el Margalida, la cresta parece bastante complicada pero la verdad es que las apariencias engañan, resultando uno de los tramos más asequibles de la ruta.

Tramo después del Margalida hasta el Tempestades
Carlos estudiando la ruta para llegar al Tempestades (3289 m)
Sin prisa, pero sin pausa y aprovechando el terreno un poco más favorable, llegamos a la cima del Pico Tempestades (3289 m).

Pico Tempestades (3289 m) y detrás el Margalida y el camino recorrido.
Desde el Tempestades, parecía que no nos quedaba ya nada para llegar a la espalda del Aneto y a su cima, pero lo cierto, es que nos quedaban algunos pasitos "curiosos" que superar. El primero de ellos un rápel y un destrepe en la brecha del Tempestades.


Rápel para llegar a la brecha del Tempestades.
El segundo paso era subir la brecha para situarnos en la arista que nos llevaría directamente a la espalda del Aneto. En este paso atacamos una placa que parecía difícil desde lejos situada a la izquierda del collado; luego continuamos recto con una ligera tendencia a la izquierda, siguiendo el camino más evidente entre los bloques, hasta llegar a una placa que nosotros superamos por su izquierda en lugar de hacerlo directamente.


Inicio de la placa por su lado izquierdo.
Última arista hasta llegar a la espalda del Aneto con vistas al impresionante camino recorrido.
A pesar de que ya habíamos pasado lo más complicado, no bajamos la guardia en ningún momento y en unos metros de arista nos plantamos en la espalda del Aneto.

Vistas desde la espalda del Aneto de los últimos metros que nos separaban de la cima.
Finalmente, después de 10 horas de un "homenaje en toda regla" llegamos a la cima del Aneto completando la cresta en 7 horas y la aproximación a la misma en 3 horas.

Cima del Aneto (3404 m)
Una vez hechas las fotos de rigor, nos dirigimos de vuelta a la Besurta por lo que queda del glaciar del Aneto, para ponernos rumbo a los aparcamientos de Espigantosa (1550 m), ya que al día siguiente queríamos subir al diente de la Llardana (3085 m).

Domingo 26 de Julio

Habiendo pasado una noche durmiendo como troncos ("en el camping la cuneta") y después de la sesión del día anterior, nos levantamos a las 7:30 de la mañana para ponernos en marcha hacia el diente de la Llardana (3085 m). De este modo a eso de las 8:00, ya estábamos caminando desde los aparcamientos de Espigantosa hacia el refugio de Ángel Orus (2150 m)

Llegando al refugio del Ángel Orus (2150 m)
Las piernas estaban cargadas pero como somos unos motivados, en 1:15 minutos ya estábamos en el refugio del Ángel Orus para seguir con nuestra ruta hacia el diente. El camino ya era conocido, porque en anteriores ocasiones habíamos subido al Posets y la ruta era común hasta la pala de nieve que hay junto al diente de la Llardana.

Vistas atrás desde la base del diente de la Llardana.
Este día en lugar de subir la pala de nieve común al Posets, decidimos desviarnos a la izquierda al inicio de la misma, para recorrer toda la cresta del diente de la Llardana por un camino distinto al que todo el mundo suele subir. La verdad es que no tuvo desperdicio y tras superar varias trepadas a lo largo de una canal, nos plantamos en la arista cimera bastante más ancha que la que hicimos el día anterior.

Inicio de la cresta hacia el diente de la Llardana.

Vista atrás de la cresta que nos conduciría a la cima.
Sin ningún tipo de dificultad, siguiendo la cómoda cresta llegamos al Bonito diente de la Llardana, que hacía unos años veíamos desde el Posets y que nos quedamos con ganas de subir.

Diente de la Llardana (3085 m)

Diente de la Llardana desde abajo.
La vuelta la hicimos por la ruta normal y bajando por el lateral del nevero, ya que conocíamos la zona y sabíamos que con este tiempo no eran necesarios los crampones.
Así acaba un fin de semana completito y sin desperdicio, que espero que pronto repitamos en diferente escenario.